ISABEL LORCA BENAVIDES, CICLOVIAJERA:

RECORRER TODO CHILE EN DOS RUEDAS

Ricardo Basáez Arcos

Isabel Lorca vive en Cerro Navia. Es egresada de derecho, pero en 2020 y tras un difícil momento por la muerte de su abuela, descubrió que lo suyo era viajar en bicicleta. Lo que comenzó como un proceso de sanación personal, terminó en un gran proyecto bautizado como Atisbo:Todo Chile en Bicicleta, con el que ha creado una gran comunidad y que busca llegar a las 346 comunas a lo largo de todo el país sobre dos ruedas. 

Aquí nos cuenta cómo inició esta gran aventura, que sin proponérselo ha inspirado a miles de personas que siguen sus viajes a través de las redes sociales y en los lugares que ha visitado.

¿Cómo nace esta idea de transformarte en cicloviajera? ¿Qué te inspiró?

Vivo en una población en la comuna Cerro Navia y mucha gente que vive aquí pasa por cosas difíciles. Caen en depresión, en drogas, en alcohol y un montón de situaciones dañinas. Yo no quería caer en eso, no quería ser absorbida por el lado oscuro. 

En el año 2018 mi abuela murió. Ella era muy cercana a mí y eso me hizo caer en una depresión muy fuerte. Quise salir de eso a través del deporte, pero todo evolucionó a un cicloviaje.

Empecé a viajar en bicicleta en 2020, es decir, estuve dos años tirada en mi pieza, bajando mucho de peso, no podía comer bien. Comencé a ver muchas cosas en youtube, hasta que me encontré con un documental que lo cambió todo: “Vidaje: Tras la mirada del nómada”, de Albert Sans. Cuando lo vi sentí una adrenalina tremenda. Yo ya pedaleaba, pero no había hecho viajes fuera de Santiago.

Como estaba mal, me dije a mí misma que eso era lo que tenía que hacer para poder estar más estable. Sentí que eso me podía ayudar. Comencé haciendo una recuperación de mi cuerpo. Trabajaba de noche y estudiaba de día y usé mis sueldos para comprar equipos y enfrentar mi primer viaje que fue a Argentina.

¿Cómo fue ese primer viaje por Argentina?

Junto a un compañero hicimos la ruta de los 7 Lagos Argentinos y volvimos a Chile por el Paso Cardenal Samoré. Fue un viaje peligroso, porque no era experta y tenía un pésimo equipo. Pasé frío, mucha hambre, mucho calor, me insolé completa. La carpa era como de juguete. Pero en esa experiencia pude conectar con mi abuela. Es difícil de explicar, pero la sentía, ella se expresaba y esas manifestaciones yo les llamé «Atisbo», que significa señales. Allí nació todo.

¿Y cuándo decides que recorrer todo Chile en bicicleta?

Los argentinos me preguntaban si conocía mi propio país y la verdad es que no cachaba nada. Cuando volví, me di cuenta de que la depresión estaba muy bien sostenida con el tema del cicloviaje. Me sentía mucho mejor. Si bien no me mejoré del todo y tuve que empezar una terapia, me ayudó un montón a salir adelante. 

No tan sólo los cicloviajes son sanadores y tampoco sólo el hecho de viajar, sino que el mantenerse en movimiento. El movimiento nos sana

Isabel Lorca Benavides, cicloviajera

Mi abuela estaba postrada, tenía obesidad y se dedicó cien por ciento a cuidar a su familia. Nunca pudo salir. Por eso decidí viajar por todo Chile con este proyecto que llamé Atisbo: todo Chile en bicicleta, para que ella pudiera conocer todo el país través de mí y dedicarle este proyecto. La idea es recorrer todas las comunas de Chile y será presentado como un récord Guinness. 

COMUNIDAD CILOVIAJERA

¿Con qué historias y personas te has encontrado con los viajes que has realizado hasta ahora como cicloviajera?

Uno piensa que cuando viaja fuera de Chile va a conocer otras culturas, pero en realidad cuando uno va andando de comuna en comuna, se va dando cuenta que cada sector y cada región tienen cosas distintas. Cuando estuve en la zona austral me di cuenta de que la gente tiene otro carácter, porque es una zona hostil para vivir. Tienen otros hábitos y costumbres. Fue muy interesante recibir muchas invitaciones a las casas y darme cuenta de que existen muchos tipos de chilenos, muchas formas de hablar distintas. Estoy en mi propio país, pero conociendo diferentes culturas.

La gente se ha identificado mucho con mi proyecto, porque los medios le dan cobertura a las zonas potencialmente turísticas y se han olvidado de un gran sector de Chile. Cuando la gente se da cuenta de que alguien está contemplando el lugar donde ellos viven y se está mostrando públicamente a través de las redes sociales, se empieza a generar una energía super rica.

Yo me he dejado querer. He tratado de juntarme y conocer en persona a la gente de los sectores que visito. Para mí las redes sociales son sólo un canal de intercambio, pero conocer a la gente en persona es muy distinto. Una cosa es que te pongan un comentario o un like, pero otra es que te agarren de las manos y te miren con los ojos llorosos y te digan que este proyecto les abrió el mundo, que se puede hacer mucho más y eso es muy potente.

Así me di cuenta de que existían un montón de dramas mucho más terribles que el mío y empecé a ponerme las varas más altas en cuanto a lo que significaba un sufrimiento humano. Empecé a sanar a través de eso. Abrí los ojos, conocí a otras personas y perspectivas. Eso ayudó mucho.

REGLAS DE LA CICLOVIAJERA

Te has impuesto varias reglas para realizar tus viajes ¿Las has podido cumplir?

Soy muy estricta con eso. No hago aventones, excepto si el camino ya es conocido. Me pasa que las rutas dañan mucho la bicicleta y su mecánica. El ripio y las rocas. Entonces, hacerlo dos veces me puede dejar sin bici para la siguiente comuna. Hago el aventón, pero es cuando el camino ya lo he hecho antes. Soy súper cuadrada con eso, porque la idea es hacer todo Chile en bicicleta.

Una de las cosas más entretenidas es hacer los caminos, no sólo llegar a la comuna. Hacer caminos interiores, llegar a la cordillera, a la costa, pasar por ese pueblito escondido al que nadie va. Es una contemplación de todo el territorio.

Lo otro es marcar el Check Point, los carteles, las letras gigantes con los nombres de las comunas y hacer fotografías. Tratando de aportar y valorar el aporte turístico de las comunas, mostrando la identidad y ayudando a que se conozcan. Por eso también tengo como objetivo llegar a las plazas de arma. Eso es sagrado para mí, porque en estos lugares se junta toda la comunidad, sin importar el estrato social. Ahí se puede ver la realidad. Es el centro de la comuna y es importante poder llegar ahí.

Viajo sola, pero si la compañía se da de manera espontánea, no importa. Me gusta viajar acompañada, pero este proyecto lo hago sola y estoy dedicando toda mi vida a esto. No cualquiera se puede escapar 4 meses para viajar por Chile. El 2023 hubo sólo 2 meses que no viajé, el resto del año estuve andando en bicicleta.

Con tu proyecto has podido crear una gran comunidad y estás inspirando a muchas personas ¿Cómo tomas eso?

Ha sido muy rico conocer a familias que me reciben en sus casas y gente que se identifica como fan, eso me deja bien impresionada. Yo no pretendía tener este alcance. Yo estaba muy enfocada en dedicarle esto a mi abuela. Tengo a mi familia detrás, pero fue una tarea dura y complicada convencerlos de que no estaba loca, que estaba todo bien y que había otras personas que hacían lo mismo y que se estaban inspirando y me seguían en mis viajes.

Por eso hago videos y bitácoras en las redes sociales, para que vean que estoy bien. Que puedan vencer los miedos que tenían por mí, de que paso hambre o frío. Todo eso fue cambiando gracias a los videos que voy mostrando a diario.

Algunos de tus seguidores han dicho que los cicloviajes son sanadores, ¿estás de acuerdo?

No tan solo los cicloviajes son sanadores, y tampoco sólo el hecho de viajar, sino que el mantenerse en movimiento. El movimiento nos sana. De repente te estancas y es como el agua estancada. Sale mal olor, está cochina y no se puede tomar. Es lo mismo con las personas. Cuando te empiezas a mover te das cuenta de que las cosas pueden cambiar, que existe algo mucho más allá, de que las cosas pueden ser distintas. Uno puede darse cuenta haciendo trekking, senderismo, haciendo un cicloviaje o caminatas.

Ya llevas un buen tramo de Chile recorrido en bicicleta, ¿qué viene ahora y que pasará cuando logres tu objetivo?

La mayor parte de Chile ya está completada, que fue la zona Sur y la zona Austral. Ahora me falta la zona Centro. Estoy marcando la Región Metropolitana, después Ñuble, Maule, O`Higgins y Valparaíso, contemplando también Isla de Pascua y Juan Fernández. Después de eso voy al Norte. Esa será la última etapa para completar mi viaje por todo Chile. Estoy pensando en terminar a finales del 2024. 

Cuando termine el proyecto estaba pensando en estudiar. Yo soy egresada de Derecho, pero me di cuenta que no es lo mío. Estoy pensando en estudiar Turismo y Aventura y así complementarlo con mi formación. El derecho me ha servido en la comunicación, en la personalidad, en las habilidades blandas.
También tengo la vista puesta en otro país para hacer lo mismo que en Chile. Estoy viendo la posibilidad de ir a Uruguay. Pero todavía no hay nada concreto, sólo es un proyecto. Ahora estoy completamente enfocada en terminar Chile.

¿Cómo has podido financiar tus viajes?

La gente se ha portado súper bien tratando de apoyarme. Me ha costado mucho encontrar los recursos. Chile tiene un turismo muy caro y hace poco Sátiro Bikes aportó con una bicicleta, que la llamé «Boreal», que significa perteneciente al Norte. Choike Bags que me ayuda a vestir la bicicleta con sus bolsos y ahora se une Bimbox Mechanic que es un taller de bicicleta, que me ayuda con los componentes, con la mecánica y asistencia en ruta. También hay unos seguidores que se organizaron para ayudarme económicamente y terminar el recorrido.

¿Qué mensaje le darías a quienes quieren seguir tu camino y ser cicloviajera o cicloviajero?

Les diría que no pierdan el tiempo tratando de fortalecerse y de derribar el miedo. Porque el miedo siempre va a estar. Cuando viajen, van a sentir miedo del camión que te pasa cerca, del perro que se te tira a la bici. Va a pasar. Entonces, que no pierdan el tiempo en pensarlo, sino que lo hagan. Es realmente algo liberador, sanador y doloroso también. Duele, pero es rico, una se hace adicta a ese dolor en las piernas. Ese dolor es una escuela, un maestro que te enseña a ser fuerte y enfrentar la vida, porque en realidad el cicloviaje es un estilo de vida.

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